jueves, 14 de mayo de 2020
lunes, 11 de mayo de 2020
Un cuento compartido en casa "Aurelio"
"AURELIO"
Una tarde de invierno, de esas que hacen temblar sigilosamente las paredes del cielo,
en medio de oscuras montañas violáceas, la BRUJA AMAPOLA se preparaba para
realizar, sabría después, el mejor de sus hechizos. Estaba aburrida, sin nada para hacer,
cuando se le ocurrió ordenar sus pociones y volver a leer en sus libros de magia cómo
crear una mascota. Ya lo había intentado muchas veces, una y otra vez; pero los
resultados no la convencían. Creó un mosquito el año pasado, un pequeño ratón rengo
el anterior y hace tres años, no quiere ni acordarse, millones de cucarachitas bebé.
Bueno, estaba a punto de intentarlo una vez más. Juntó los elementos más poderosos:
caramelos de anís, pelos de codorniz, ojos de lombriz, porciones de nariz… achís…
y revolvió
y revolvió
Y revolvió con cucharas de madera de montones de alacenas, probó y comprobó que
le faltaba sal y tres cucharadas de mar.
Volvió a probar y se dijo “ya está”. Colocó el hechizo en la boca del río y se sentó a
esperar a que el cielo comenzara a llorar.
Pasó un día y nada.
Pasaron dos días y nada nada.
Pasaron tres días… y estaba la bruja casi dormida, cuando sintió caer por su nariz una
gota de agua fría,
y otra
y otra más, hasta que todo se vio empapado; fue entonces que volcó en el río la
mezcla mágica y dijo las palabras sagradas: ¡¡¡lagartiuos, pequenius, creaus!!!
Así, como pasa a veces en los sueños, se empezó a ver que el agua se elevaba y
cambiaba de color: primero verde, después azul, más tarde anaranjado, violeta, rojo…
Y de pronto todos los colores se mezclaron formando en el cielo un enorme arcoíris
que se derrumbaba con los rayos de la imponente tormenta… hasta que todo se tornó
negro de pronto y los movimientos fueron apaciguándose y se convirtieron en sonidos
que no lograban descifrarse.
“¿Qué es ese ruido?”, se preguntaba la bruja, “¿Un gigantísimo oso polar, un
ferocísimo tigre, un enormísimo dinosaurio?”.
No, no, nada de eso, era AURELIO, un preciosísimo GATITO.
María Laura Piarristeguy.
Una tarde de invierno, de esas que hacen temblar sigilosamente las paredes del cielo,
en medio de oscuras montañas violáceas, la BRUJA AMAPOLA se preparaba para
realizar, sabría después, el mejor de sus hechizos. Estaba aburrida, sin nada para hacer,
cuando se le ocurrió ordenar sus pociones y volver a leer en sus libros de magia cómo
crear una mascota. Ya lo había intentado muchas veces, una y otra vez; pero los
resultados no la convencían. Creó un mosquito el año pasado, un pequeño ratón rengo
el anterior y hace tres años, no quiere ni acordarse, millones de cucarachitas bebé.
Bueno, estaba a punto de intentarlo una vez más. Juntó los elementos más poderosos:
caramelos de anís, pelos de codorniz, ojos de lombriz, porciones de nariz… achís…
y revolvió
y revolvió
Y revolvió con cucharas de madera de montones de alacenas, probó y comprobó que
le faltaba sal y tres cucharadas de mar.
Volvió a probar y se dijo “ya está”. Colocó el hechizo en la boca del río y se sentó a
esperar a que el cielo comenzara a llorar.
Pasó un día y nada.
Pasaron dos días y nada nada.
Pasaron tres días… y estaba la bruja casi dormida, cuando sintió caer por su nariz una
gota de agua fría,
y otra
y otra más, hasta que todo se vio empapado; fue entonces que volcó en el río la
mezcla mágica y dijo las palabras sagradas: ¡¡¡lagartiuos, pequenius, creaus!!!
Así, como pasa a veces en los sueños, se empezó a ver que el agua se elevaba y
cambiaba de color: primero verde, después azul, más tarde anaranjado, violeta, rojo…
Y de pronto todos los colores se mezclaron formando en el cielo un enorme arcoíris
que se derrumbaba con los rayos de la imponente tormenta… hasta que todo se tornó
negro de pronto y los movimientos fueron apaciguándose y se convirtieron en sonidos
que no lograban descifrarse.
“¿Qué es ese ruido?”, se preguntaba la bruja, “¿Un gigantísimo oso polar, un
ferocísimo tigre, un enormísimo dinosaurio?”.
No, no, nada de eso, era AURELIO, un preciosísimo GATITO.
María Laura Piarristeguy.
sábado, 18 de abril de 2020
Letra de la canción: "Doña semana"
“Doña
semana”
Doña
semana tiene siete hijitos
cinco
en la escuela
y dos
en mi casita,
Lunes,
martes, miércoles, jueves, viernes
sábado
y domingo para descansar.
martes, 7 de abril de 2020
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